La Argentina de 1982 era muy parecida a la
actual Venezuela: Un profundo malestar social y político, una alarmante
inflación, una constante represión ciudadana y un gobierno de talante
militarista. Sea el «Proceso de Reorganización Nacional» argentino o nuestro
tropicalizado «Socialismo del Siglo XXI» la indigencia intelectual se nota a
leguas, como es común en estos tipos de regímenes.
Otras dos coincidencias es que en ambas
coyunturas existe una disputa territorial (con la misma potencia, una
directamente y otra indirectamente, para resaltar) Las Islas Malvinas, por el
lado argentino, y el Territorio Esequibo, por parte de Venezuela. También
compartimos una sociedad que es muy sensible a este tipo de temas por su alta
exposición al patrioterismo, fruto de la «historia heroica» de liberación
enseñada desde las escuelas, que más que libertadores y ciudadanos, les ha
dejado más tiranos y caudillos a los pueblos de América.
Galtieri, no desaprovechó esa oportunidad de
poder unificar el criterio de los argentinos en una acción en común y lograr
así la supervivencia de su régimen. Y es así, como en abril de 1982, desempolvó
un proyecto de la marina de guerra del año 1981 y se aventuró a tomar Las
Malvinas (no discutiremos la soberanía de ambos territorios) confiado en que
lograría su objetivo, como suele suceder en este tipo de dictadores que padecen
esa rara enfermedad llamada «mesianismo», que los hace creer invencibles, omnímodos
y exitosos.
El alto mando militar argentino, notificó al
general que no estaban preparados para la guerra, pero Galtieri, confiaba en
que todo se resolvería de un modo diplomático, donde se llegaría a una decisión
consensuada a favor de Argentina, y que el Reino Unido no ejercería acciones
militares, porque eso traería como consecuencias la activación del TIAR.
Galtieri se equivocó y fue vencido en Malvinas, lo que trajo como resultado el
fin de su gobierno y posterior caída del «Proceso de Reorganización Nacional».
Quizás, soy yo el que me aventuro a afirmar que
el escenario está dado para que Nicolas Maduro pueda aventurarse y arriesgar
una «Receta» similar a la de Malvinas para lograr su objetivo principal en
estos momentos: La supervivencia política. Ya en previos anuncios por parte de
miembros de su gabinete y diputados del oficialismo, han mostrados las
intenciones de tomar cartas en el asunto, acompañados de esa agresividad propia
del salvajismo ideológico y político que los caracteriza.
Me atrevería a afirmar, que uno de los
escenarios que mejor pinta al gobierno, sería la de iniciar un «Toma y dame» de
cancillerías con Guyana (no descartemos tampoco con Colombia, por la situación militar
en la Guajira) para poder justificar una agresión, y trata de unificar
criterios de los venezolanos, en un punto muy sensible, como es el territorio
Esequibo. Es decir, tendrían su «Dakazo» de este año, que será muy difícil para
el gobierno gane o pierda las elecciones.
Puede funcionar de dos maneras, la primera es
la de tratar de subir sus números con esta acción, que combinada con otras
(como puede ser la expropiación de Empresas Polar para vender alimentos por
debajo del precio) pueda darle «Pan y Circo» a una sociedad venezolana
acostumbrada y ganada a este tipo de acciones. Otra de las formas es la de
decretar el Estado de excepción, declarando una conmoción externa, y suspender
las garantías constitucionales, incluidas las elecciones del 6D hasta nuevo
aviso.
Sea como sea, los venezolanos tenemos que estar
muy atentos a las diferentes maniobras que el gobierno pueda realizar en torno
a partidizar, y utilizar a su conveniencia, un tema tan sensible como el de la
soberanía del territorio Esequibo. Amanecerá y veremos.
Fernando Marcano
Coordinador Juvenil de Vente Venezuela en Aragua
@FSMarcano